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POESIA
COLOMBIANA
Se reproducen
algunos de los poemas de los libros presentadosdurante el curso del año en la Casa
Silva.
Miguel
Méndez Camacho (Cúcuta, 1942). Poeta, abogado y
periodista. Desde 1991 es decano de la facultad de Comunicación
Social-Periodismo de la Universidad Externado de Colombia. Obra poética: Los
golpes ciegos (1968), Poemas de entrecasa (1972),
Instrucciones para la nostalgia (1986) y Desencantos y cantos
(2003).
Recuérdame, desnuda
¿En qué bar
estarás donde tu risa suene más que la música? ¿Dónde tu pelo sea el
rincón más oscuro de la fiesta y tu escote la ventana mejor
iluminada?
Alguien sabrá que eres impredecible de
la cintura para abajo, hacia arriba te salva la sonrisa y esa mirada
ausente como si no quisieras compañía.
¿A quién decidiste seducir? ¿Algo tiene
de mí tu próxima aventura?
Recuérdame, desnuda y no olvides que
nadie sabe más de tu cuerpo que mis manos. |
La otra
De todas las mujeres que te habitan hay
una agazapada que me espera. No la recatada, la escrupulosa, la
puntual, la sutil comprensiva, la translúcida, la dignísima
requetesabida. La otra: la enajenada, la procaz, la posesiva, la
lasciva imprevista, la insaciable, la cruel, la inoportuna, ////////// la única respetable de esas tantas mujeres
que te habitan.
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Eduardo Gómez
(Boyacá, 1932). Poeta, crítico de arte, ensayista y profesor
universitario. Entre sus libros de poemas publicados se destacan:
Restauración de la palabra (1969), El continente de los
muertos (1965), Movimientos sinfónicos (1980), Poesía reunida
1969-1985 (1985), El viajero innumerable - Historia baladesca de un
poeta (1988), Las claves secretas (1998) y Faro de luna y
sol (2002).
Faro de luna y
sol
Tú que en la inmensidad de
las noches tratas de preservar la luz del viejo faro, -que aún guía hacia
un puerto escondido- estás demasiado solo y lejos de la ciudad abandonado
bajo un cielo de aves de rapiña viendo a los tiburones rasgar las aguas
mansas y escuchando apenas la música celeste amenazada siempre por
estruendos de taberna.
Ya es inútil implorar a
dioses muertos y esperar la palabra justa y fundadora de aquellos que
tiranizan la ciudad. A este ruinoso puerto ya no vienen barcos y sólo
algún amigo recuerda que no has muerto y te trae un libro (¡demasiadas
palabras!) o, vuelto hacia el pasado común, calla.
Pero ellos, los "felices",
buscan la ///// oscuridad/cómplice sus risotadas profanan el silencio
consagrado y su salud brutal aplasta brotes entreabiertos amenaza,
devorante, los nobles dones de la tierra y trafica con libros de sabiduría
inmemorial. |
No obstante, debes vivir
entre ellos y por ellos tu faro requiere de su pericia y su técnica y tu
debilidad soñadora de su astuta fuerza. Todavía son tus hermanos de
sangre (aunque sus alas rotas estimulan su astucia y su corazón trabaja
como una bomba de tiempo reseco y agrietado por la sal de ajenas
lágrimas) y con ellos habrás de recorrer el desierto y sus oasis, pues los
monólogos que indagan bajo una ///// sola/lámpara excluyen el mensaje de multitudes
laboriosas entablan con la luna diálogos delirantes y desean consolar
hipotéticas glorias.
Es necesario resguardar
aquellos sueños que nos invisten como oficiantes del seráfico vuelo y como
insurgentes de la ciudad tormenta. Tan sólo será posible compartir con
solitarios que saben anhelar la utopía de un futuro porque han comprendido
que todos -sin saberlo- nacemos con un sol y una luna en el pecho y el
latente esplendor y la angustia de
milenios. |
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Guillermo Alberto
Arévalo.(Bogotá, 1947). Crítico literario, docente
universitario y poeta. Entre sus libros de poesía podemos mencionar: Hay un
grito escondido, Andamos formando un amanecer, Habanera //y Estaciones.
La mamá grande
Da color con sus óleos a los grises De
las cabezas tristes de la clínica. Verla pintar reúne Más público Que
el voleibol de al lado. Cambia su carácter de manera bien
brusca, Intempestiva. Pero su generosidad no tiene límites. Es la madre
adoptiva De tantas semihuérfanas Que por ahí pasaron Y la visitan
religiosamente. Esta hija de inmigrantes libaneses Sabrá captar con sus
espátulas Y plumas Esa mágica luz, que es tan extraña, Por cuya vista
hubiera dado todo La escuela impresionista, De los atardeceres
bogotanos. |
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Omar Ortíz
(Bogotá, 1950). Poeta y editor. Director de la revista Luna nueva.
Entre sus libros de poesía podemos mencionar: La tierra y el éter
(1979), Que junda el junde (1982), Las muchachas del circo
(1983), Los espejos del olvido (1991), Un jardín para Milena
(1993), El libro de las cosas (1995), La luna en el espejo
(1999) y Los espejos del olvido (antología, 2002).
Amor y paisaje
El primer plano del cuadro Es un inmenso
campo de caléndulas Atravesado por una vereda Que llega al pie de un añoso
árbol, ¿Ceiba o Samán? En su corteza se relata Una historia de
amor. Pero el amor sólo cobra cuerpo En el eterno balanceo del
ahorcado. |
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Juan Felipe
Robledo (Medellín, 1967).
Poeta, ensayista y profesor universitario. Ganó el premio internacional de
poesia Jaime Sabines en 1999, con el libro De mañana y Premio Nacional
de Poesía del Ministerio de Cultura con el libro La música de las
horas.
Nos debemos al
alba
Traicionar las palabras, canjear su
peso, su color, en el sucio mercado de los días es acto que nos llena de
muerte y ceniza y vago afán. Ha de ser castigado con el hierro, la
soledad, el tedio y la miseria. Nos debemos al alba, plateros, a la
dicha, y al canto y al remo y al ensueño trazado en la garganta y a
mañanas sin prisa en las orillas de un mar que ya no es. Porque al final
todo es olvido para quien el tráfago su sangre dona, a la parla chi
suonay a conversaciones con tontos y mercachifles y comete
delitos en descampado con las pequeñas, las terribles y mansas y
arteras palabras.
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Comienzo de
semana
Definitivos en cada acción y cada
frase, incapaces de dar el brazo a torcer, llenos de furia y
alegría hemos de mostrar el sendero de la voluntad olvidando nuestras
pequeñas miserias, nuestras historias de tres al cuarto, pues ¿a quién le
interesan y a quién cambian? Afásicos, renunciantes, nuestra
vocación, es la plétora en desierto, el camino del cisne en un mar de
plomo, recordando sin términos máxima completa: "convencer es
estéril", y volviéndonos a lanzar, sin consuelo, desde el
tejado, completando el penoso círculo.
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Juan Carlos
Galeano (Caquetá, Colombia,
1958). Poeta, traductor y profesor universitario. Miembro fundador de la revista
de poesía Ulrika. Ha publicado: Baraja inicial (Poesía,
1986), El pollo sin cabeza de Charles Simic (traducción, 1999), Los
muertos y los vivos de Sharon Olds (traducción, 2001), Polen y
escopetas (ensayo, 1997) y Amazonia (poesía, 2003).
Mixed media
La cartelera del muchacho reúne la tierra y
///// sus/cosas. Con la virgen hay un recorte a colores de
Batman. Casi podrán estar de picnic. El padre y la madre sonríen
junto a Bugs Bunny. En el poster de Jurassic Park viven
///// bestias tranquilas y estrellas
distantes. La mariposa con alfiler en el estómago se queja todas las
noches |
Música
En la selva se oye la música de la barca
subiendo ///// por el río. A una orquídea le
da por gritar de placer. Muchos árboles están furiosos. No duermen bien
///// sus/hojas, sacuden con rabia las raíces y le gritan a la
barca //// de la música. A mi madre la
Anaconda no le importa. Ella vive muy ocupada dándole vueltas a la
tierra, cargando en su barriga los árboles, los animales y ///// la gente. |
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Rodolfo Ramírez
(Bogotá, 1973). Poeta. Realizó estudios de filosofía en la Universidad Nacional
de Colombia. Director de la revista Taller de la hoja. Ha publicado:
Tintasangre.
Mutación
Se desgaja la vida cae de tajo y
estalla ilímite en el blancosilencio de la hoja. Se transfigura
deformada en un charlo de imágenes de sombras. Máscaras de
otros. Que son y no son en la palabra hasta la palabra. |
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